jueves, 3 de noviembre de 2011

EN MI BOLSILLO GUARDO BONDAD

La calesa frenó su paso frente a la tienda de comestibles, el criado bajó raudo y abrió la puerta del carruaje; asomaron con decisión unos pies preciosamente calzados, después descendió un hermoso vestido y una delicada mano, adornada en su dedo anular con un enorme anillo de brillantes, tomó apoyo en la ruda diestra del lacayo.
Con paso decidido avanzó hacia la tienda, fue entonces cuando le vio… ese mendigo se dirigía hacia ella, tal vez tocaría su vestido y tendría que tirarlo ¡con lo que le gustaba aquel vestido!, su rostro mostró el desprecio que sentía, ¡por supuesto que no le daría ni unas monedas a ese niño mugriento!.
Intentó cambiar su trayectoria, pero el barro del camino hacía dificultoso su paso, las prisas por alejarse del muchacho consiguieron que su cuerpo se tambaleara, la sostuvo una pequeña mano que impidió su caída, ofendida compuso su vestido y siguió caminando con soberbia altivez, mientras el pequeño guardaba en su bolsillo algo realmente valioso.

                                                                                      menCar

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